¿Queréis no extraviaros jamás? Seguid el testamento del Mensajero Muhammad (s), una protección de la perdición de la nación
Narró un grupo («los de este grupo fueron mencionados por el Jeque At-Tusi en otro sitio y no mencionó a Abu Abdulá Al-Husein Bin Sufián Al-Bazufri. Me informó de él Ahmed Ibn Abidún y Al-Husein Bin Abdulá», Al-Gazairí, Játima al-Wasail, pág. 30) de Abu Abdulá Al-Husein Bin Alí Bin Sufián Al-Bazufrí, de Alí Bin Sinán Al-Musulí Al-Aadl, de Alí Bin Al-Husein, de Ahmad Bin Muhammad Bin Jalil, de Yafar Bin Ahmad Al-Masrí, de Al-Husein Bin Alí Al-Masrí, (de Yafar) de Alí Bin Bayán Bin Zaid Bin Siaba (Abu Al-Husein), de Abu Abdulá Yafar Bin Muhammad, de su padre Al-Baqir, de su padre, el de la callosidad, el Sayed Al-Abidín, de su padre Al-Husein, Az-Zaki, Ash-Shahid, de su padre Amir Al-Muminín –con él sea la paz- que dijo: Dijo el Mensajero de Dios –bendígale Dios y a su familia y le de la paz- en la noche de su muerte a Alí –con él sea la paz, «Oh, padre de Hasan, tráeme una hoja y un tintero». Entonces dictó el Mensajero de Dios –bendígale Dios y a su familia- su testamento para concluir en este lugar y dijo: «Oh Alí, ciertamente habrá después de mí, doce Imames y después de ellos, doce Mahdis, y tú, Alí, eres el primero de los doce Imames. Te ha nombrado Dios Altísimo en Su Cielo: Alí Al-Murtadá (el Complacido), y Amir Al-Muminín (El Comandante de los Creyentes), y Siddiq Al-Akbar (el Probo Mayor), y Al-Faruq Al-Adam (el Dicernidor Más Grande), y el Mamún (el Fiable), y el Mahdí (el Guiado). Y no corresponden estos nombres a nadie además de ti, oh Alí. Tú eres mi Sucesor sobre la Gente de mi Casa, estén vivos o muertos, y sobre mis mujeres y a quien de ellas afirmes me encontrará mañana, y a quien de ellas repudies yo me desentenderé de ella, no me verá ni la veré en el Solar del Levantamiento, y tú eres mi Jalifa sobre mi Nación después de mí. Y si se te presenta la muerte, pues, entrégala a mi hijo Hasan, Al-Birri Al-Wusul (el Virtuoso del Logro), y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a mi hijo Husein, Ash-Shahid (el Mártir), Az-Zaki (el Puro), Al-Maqtul (el Asesinado), y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo, el Sayed Al-Abidín (el Señor de los Siervos), el de la callosidad, Alí, y si se le presenta la muerte, pues que la entregue a su hijo Muhammad Al-Baqir, y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Yafar As-Sadiq (El Veraz), y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Musa Al-Kadim, y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Alí Ar-Reda, y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Muhammad Az-Zaqqa, At-Taqqí, y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Alí, An-Nasih (el Concejero), y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Al-Hasan, Al-Fadil (el Excelente), y si se le presenta la muerte, pues, que la entregue a su hijo Muhammad, Al-Mustahfad (el Reservista) de la familia de Muhammad –con ellos sea la paz. Y estos son los doce Imames, después de él hay doce Mahdis. Y si se le presenta la muerte que la entregue a su hijo, el primero de los cercanos, tiene tres nombres: un nombre como el mío y el de mi padre, que es Abdulá, y Ahmed y el tercer nombre: el Mahdí, y él es el primero de los creyentes».
Al-Gayba de At-Tusi (que Dios tenga misericordia), pág. 150.
Por lo tanto, Ahmed es el mencionado en el testamento como el primero de los Mahdis, sucesor del Imam Al-Mahdi (a), descrito también en las narraciones como «el Yamani» prometido ahora y que os convoca a jurar lealtad a Dios.
El testamento, una escritura que os protege del extravío y sólo su dueño lo reivindica
El Imam Ahmed Alhasan (a), en una respuesta a una pregunta que le hicieron, dijo: «El testamento es una escritura que el Mensajero de Dios (s) escribió en los últimos momentos de su vida para cumplir con lo que dijo el Altísimo: {Se os ha prescrito que, si se presenta a uno de vosotros la muerte, si deja bienes, testamente a favor de sus padres y parientes con lo reconocido. Es un deber para los devotos}, Sagrado Corán – sura «Al-Báqara» (La vaca), 180. Lo describió como una protección del extravío para quien se aferre siempre a él y confirmó en los últimos momentos de su vida, siendo él un profeta inspirado, que lo que él estaba diciendo en los últimos momentos de su vida era la conclusión de su mensaje y la protección de su religión después de él. ¿Y si, con la gravedad de su enfermedad y los dolores del veneno que le partían el hígado, estaba más interesado en escribir este texto y describirlo como una protección del extravío? Y esta escritura era de tal importancia que Dios Glorificado y Altísimo, que había sido misericordioso con Muhammad (s) hasta el punto de apiadarse de él por la cantidad de actos de adoración que habían agotado su cuerpo, se dirige a él diciendo: {Ta Ha * No hemos descender sobre ti el Corán para que seas desgraciado}. Encontramos al Glorificado con la fuerza de Su misericordia en Muhammad (s) y Su pena por él, encargando a Muhammad (s) en los últimos momentos de su vida dictar un texto y describirlo como una protección del extravío delante de todos los testigos, a pesar de lo que Muhammad (s) estaba sufriendo por el dolor del veneno que corría por su cuerpo y le partía el hígado.
Estos son algunos textos en los que el Mensajero Muhammad (s) describió el testamento como una protección contra el extravío en los últimos momentos de su vida. Pues un jueves él quiso escribirlo para toda la nación y él quería que la gente en general fuera testigo, pero un grupo se lo impidió y cuestionó sus facultades mentales. Dijeron que estaba ido (es decir, que deliraba y que no sabía lo que decía). Así que el Mensajero de Dios los echó y subsistió del jueves al lunes, el día de su muerte. La noche de su muerte escribió su testamento dictándoselo a Alí (a) y algunos de los compañeros que el jueves habían estado de acuerdo en que lo escriba fueron testigos:
En los libros de los sunníes:
De Ibn Abbas que dijo: «¡El jueves! ¡Y qué ocurrió en jueves! La enfermedad del Mensajero de Dios, bendígale Dios, había empeorado. Entonces dijo: «Traedme para escribiros un escrito para que no os extraviéis jamás después». Entonces disputaron y no era correcto discutir frente al Profeta. Y dijeron: «¿Qué quiere? Está ido». Le preguntaron y él les dijo: «Déjenme, porque en lo que yo estoy es mejor que a lo que vosotros me invitáis». Y nos recomendó tres cosas: «Expulsad a los politeístas de la península árabe, permitid a las delegaciones lo mismo que yo les permití» y calló la tercera o la dijo y yo no me acuerdo», Sahih Al-Bujari, 4/4168. Publicación en español hadiz 1305, LXXX, Oficina de cultura y difusión islámica argentina.
De Ibn Abbas que dijo: «Fue un día jueves, ¡y qué día jueves!». Luego comenzaron a fluir sus lágrimas, hasta que las vi sobre sus mejillas como si fuesen collares de perlas. Continuó: «El Mensajero de Dios (s) dijo: «Alcanzadme un omóplato y un tintero, o una tabla y un tintero, para que os escriba un escrito con el cual no os extraviaréis jamás después de mí». Ellos dijeron: «El Mensajero de Dios está ido»», Sahih Muslim, libro del testamento. Hadiz 4015 de la traducción al español de Abdu Rahman Colombo Al-Yerrahi, Oficina de cultura y difusión islámica argentina.
En los libros de los shiíes:
De Sulaim Bin Qais Al-Hilali que dijo: «Escuché a Salmán decir: «Escuché a Alí (a) después de que aquel hombre (Omar) dijo lo que dijo e hizo enojar al Mensajero de Dios (s) que dejó el omóplato: Entonces, nosotros preguntamos al Mensajero de Dios (s) sobre lo que quería escribir en el omóplato, de que si lo escribía ninguno se extraviaría ni dos discreparían…»», libro de Sulaim Bin Qais, pág. 398.
De Sulaim Bin Qais Al-Hilali que el Imam Alí (a) dijo: «Oh, Talha, ¿no has sido testigo tú del Mensajero de Dios (s) cuando llamó por un omóplato para escribir en él para que la nación no se extraviara ni hubiera discrepancias Y que tu compañero dijo lo que dijo: «El Profeta está ido». Entonces el Mensajero de Dios (s) se enojó?…», libro de Sulaim Bin Qais, pág. 211.
De Sulaim Bin Qais que Alí (a) dijo a Talha en un largo hadiz cuando mencionó el orgullo de los emigrantes y los ansar en sus posturas y virtudes: «Oh, Talha, ¿no fuiste testigo del Mensajero de Dios (s) cuando nos llamó por un omóplato para escribir en él para que la nación no se extraviara después de él y no hubiera discrepancias, y tu compañero dijo lo que dijo, «que el Mensajero de Dios estaba ido» y el Mensajero de Dios (s) se enojó y lo dejó?». Dijo: «Sí, fui testigo», Al-Gaiba de An-Numani, pág. 81.
Y en el libro Al-Gaiba (La Ausencia) de At-Tusi se transmite el único texto narrado de este escrito protector del extravío que el Mensajero de Dios (s) quería escribir, como quedó confirmado en los libros más auténticos de los sunnis, el Bujari y el Muslim. Y la familia de Muhammad (a) es la que transmitió el testamento del Mensajero de Dios (s).
El Sabedor, el Capaz, el Veraz, el Sabio Absoluto Glorificado debe proteger el texto -que fue descrito como una protección del extravío para quien se aferre a él- de los impostores hasta que su dueño lo reivindique y se logre su propósito. Si no, Él sería ignorante, incapaz, un mentiroso engañador y un instigador para que los que se aferren sus palabras sigan lo falso. Y no hay forma de que Dios Glorificado sea ignorante o incapaz, porque Él es el Sabedor, el Capaz Absoluto y es imposible que de la Verdad Glorificado y Altísimo venga la mentira, porque Él es Veraz y Sabio, y no puede describirse como mentira. De lo contrario, no se podría depender de nada de lo que Él diga y la religión quedaría estropeada. El texto del califa de Dios en Su Tierra va en pos de él descrito como una protección del extravío para quien se aferre a él -un texto divino- porque debe estar protegido por Dios de los impostores hasta que su dueño lo reivindique. Si no, sería una mentira, una instigación para que los encargados de realizar obligaciones religiosas sigan lo falso y esto no puede venir del Sabedor, el Veraz, el Capaz, el Sabio Absoluto Glorificado sea. Si una persona que sabe lo oculto y el resultado de las cosas te dice: «¿Quieres beber agua? Bebe de aquí y te garantizo que jamás beberás veneno de este sitio». Y luego tú, en ese sitio, bebes veneno. Entonces, ¿garante de qué? O es un ignorante, un mentiroso desde el principio, un incapaz de garantizar algo o simplemente faltó a su promesa. ¿Acaso el creyente puede aceptar que Dios sea descrito como ignorante, mentiroso o incapaz, o que se diga que falta a su promesa? Dios está muy por encima de algo así.
Con el Corán y con lo que fue narrado por ellos (a) Dios se ha encargado de proteger el texto divino de una reivindicación de impostores. Para que la gente de la falsedad se gaste en reivindicarlo, porque este asunto es inabordable, como dijo el Altísimo:
{Y si atribuyera contra nosotros algunos dichos (44) tomaríamos de él por la derecha, (45) luego, cortaríamos de él la aorta (46)} – Sagrado Corán – sura «Al-Haqqa» (Lo inevitable).
El Imam Al-Baqir (a): «No hay mejor bandera que la bandera del Yamani, es la bandera de la fe y la dedicación, porque él convoca para tu dueño, así que si el Yamani sale, vender armas a la gente o a cualquier musulmán queda prohibido, y si el Yamani se levanta, levántate con él, porque su bandera es la bandera de la fe, y está prohibido a cualquier musulmán renunciar a él, y quien renuncie a él es de la gente del fuego, porque él invita a la verdad y al camino recto»,
AL-GAIBA – MUHAMMAD IBN IBRAHIM AN-NUMANI PÁG. 264