Algunas personas, cuando el doctor les dice que no ayunen durante el bendito mes de Ramadán, hacen caso a sus palabras. No ayunan porque les han dado instrucciones con respecto a salud, sabiendo que el doctor tiene más conocimiento de lo que es mejor para el interés del paciente, por lo que las circunstancias requieren mantenerlos lejos del daño. Cuando el mismo doctor les dice que en estos días difíciles prevenir es mejor que curar, que eviten mezclarse con la gente, que tomen precauciones por su seguridad, etc., no le hacen caso.
Habiendo un daño potencial presente en ambos casos, ¿por qué haces caso en aquello y no en esto?
Esperamos que se protejan a sí mismos, a sus familias y a sus hermanos del peligro del coronavirus porque este virus no distingue entre las personas. Su peligro se cierne sobre todos.
También quiero alertarte sobre el hecho de que hacer caso a los procedimientos de prevención y seguridad no entra en conflicto con la fe en Dios, Poderoso y Glorioso, ni con encomendarse a él. Pues vivimos en un mundo de causas. Por un lado actuamos de acuerdo a ellas y por el otro, nos refugiamos en Dios, Altísimo. Los patronos de Dios, si entraban en guerras, usaban escudos y se equipaban completamente. de una forma adecuada para la campo de batalla. Porque quien desea algo se prepara bien para ello. Se vuelven a Dios, creyendo que no hay poder ni fuerza sino en Él, Poderoso y Glorioso.
El Profeta Muhammad (s) en la batalla de la trinchera (Jandaq), preparó a Alí (a) para el duelo con Ibn Wad al-Ameri. Le dio a Alí su armadura y casco, y lo preparó de otras maneras. Y se volvió a Dios y le suplicó por la victoria, aunque él (s) sabía que Alí (a) saldría con vida porque él era su sucesor.
Además, en la misma batalla, los musulmanes cavaron una trinchera alrededor de Medina para evitar el daño de los politeístas y evitar que entraran. No dejaron de suplicar, aunque su protector y pastor estaba entre ellos, siendo él el más cercano a Dios de la creación, Muhammad (s), cuya súplica no puede quedar sin respuesta.
Esta es la senda de los califas de Dios para quien quiera caminar por ella.
Incluso algunas criaturas, que no son seres humanos, tienen cuidado de protegerse. Como las hormigas, cuando el Profeta de Dios, Salomón, se acercaba, {Hasta que llegaron al valle de las hormigas, dijo una hormiga: Oh, hormigas, entrad en vuestros hogares, no sea que os aplasten Salomón y sus tropas, sin que se den cuenta}. Las hormigas sabían que quien se acercaba a ellas era un Profeta racional y sabio, sin embargo, temieron por su vida y la de su hormiguero. y una de ellas les ordenó entrar en sus hogares. Dios nos trasmite esta historia en un libro para considerar y para aprender de estas lecciones.
Además, es una razón más para que los humanos seamos racionales. El coronavirus que se nos acerca con sus soldados -no es racional-, por lo cual deberíamos tener cuidado con él, protegernos y actuar con los medios de prevención, especialmente porque es una enfermedad letal sin cura a menos que Dios quiera.
Además, es cierto que Dios Altísimo defiende a su pueblo creyente elegido en todos los tiempos y los salva como salvó antes a los creyentes en sus califas en el pasado. Sin embargo, ¿quién de nosotros puede asegurar personalmente que está a salvo de esta desgracia y que triunfará sobre el castigo?
El mal prevalece y el peligro es inminente sobre la gente de la Tierra. Así que eviten lo que los daña e inviertan para la victoria del Qaim (a). Refúgiense en Dios y fortifíquense con él, con los patronos, pues no hay poder ni fuerza sino en Él, Poderoso y Glorioso.
Pedimos a Dios salud y seguridad.
En este día, que se renueva la tristeza de la familia de Muhammad por el martirio del extraño envenenado, por el cuerpo amortajado y vilipendiado de nuestro Imam Musa hijo de Yafar Al-Kádim (a), les envío mis condolencias a todos y que Dios incremente vuestra recompensa.
Watheq Alhusaini es representante del Imam Ahmed Alhasan (a)